La estrategia, que fue publicada por el Departamento de Educación (DfE) en septiembre de 2021, establece una serie de medidas que las escuelas pueden tomar para reducir su impacto ambiental, como reducir el uso de energía, reducir los residuos y promover la biodiversidad. Sin embargo, los críticos dicen que la estrategia no es lo suficientemente ambiciosa y no va lo suficientemente lejos para abordar la crisis climática.
Una de las principales críticas a la estrategia es que no es obligatorio que las escuelas la sigan. Esto significa que las escuelas son libres de elegir si implementar o no las medidas establecidas en la estrategia, lo que podría resultar en una falta de coherencia en la forma en que se abordan la sostenibilidad y el cambio climático en las escuelas de todo el país.
Otra crítica es que la estrategia no proporciona fondos suficientes para que las escuelas adopten medidas significativas en materia de sostenibilidad y cambio climático. El DfE ha asignado £1 millón para apoyar a las escuelas en la implementación de la estrategia, pero los críticos dicen que esto no es suficiente para cubrir los costos de realizar cambios significativos en los edificios y la infraestructura escolares.
Además, la estrategia ha sido criticada por no prestar suficiente atención al papel de la educación en la sensibilización sobre la sostenibilidad y el cambio climático. Los críticos dicen que las escuelas deberían hacer más para enseñar a los estudiantes sobre la crisis ambiental y capacitarlos para actuar.
En general, la nueva estrategia de sostenibilidad y cambio climático para las escuelas de Inglaterra es un bienvenido paso adelante, pero no satisface las demandas de los jóvenes, que están cada vez más preocupados por la crisis ambiental y quieren ver acciones más ambiciosas en sus escuelas.