* Variación individual: Las ardillas tienen diferentes personalidades y temperamentos y sus respuestas a las perturbaciones humanas pueden variar en consecuencia. Algunas ardillas pueden ser más tolerantes con la presencia y las actividades humanas, mientras que otras pueden estresarse o molestarse más fácilmente.
* Tipo e intensidad de las actividades humanas: La naturaleza de las actividades humanas juega un papel importante en cómo afectan a las ardillas. Por ejemplo, los ruidos fuertes y repentinos, los encuentros cercanos o las interacciones físicas directas pueden causar más estrés y perturbaciones en comparación con movimientos y actividades más graduales o predecibles.
* Frecuencia y duración de las perturbaciones: La frecuencia y duración de las perturbaciones humanas también influyen en su impacto sobre las ardillas. Las perturbaciones ocasionales pueden ser toleradas o acostumbrarse a ellas, pero las perturbaciones persistentes y continuas pueden volverse cada vez más estresantes y perjudiciales.
* Disponibilidad de recursos y refugio: La disponibilidad de alimento, refugio y áreas seguras para anidar y descansar puede influir en la forma en que las ardillas responden a las perturbaciones humanas. Si existen amplios recursos y sitios de refugio adecuados, las ardillas pueden ser más resistentes y capaces de afrontar mejor las perturbaciones.
* Habituación y aprendizaje: Las ardillas tienen la capacidad de aprender y adaptarse a su entorno, incluidas las actividades humanas. Con el tiempo, pueden aprender a reconocer y responder adecuadamente a ciertos patrones de comportamiento o actividades humanas, volviéndose menos reactivos o estresados.
En general, el ruido excesivo, los movimientos repentinos, los encuentros cercanos o las interacciones físicas directas con los humanos pueden resultar perjudiciales para las ardillas. Estas perturbaciones pueden causar estrés, interrumpir la alimentación y el descanso, perturbar las interacciones sociales e incluso provocar lesiones o un mayor riesgo de depredación. Por otro lado, proporcionar un entorno relativamente tranquilo, alimentación y refugio adecuados y permitir rutas de escape y sitios de refugio puede ayudar a mitigar los impactos negativos de las perturbaciones humanas en las ardillas urbanas.