Detección de movimiento:
Las arañas tienen ojos muy desarrollados que son sensibles al movimiento. Sus retinas contienen células especializadas llamadas neuronas sensibles al movimiento, que responden a los cambios en la escena visual. Estas neuronas están particularmente en sintonía con detectar incluso el más mínimo movimiento.
Contraste y detección de bordes:
Las arañas pueden detectar contrastes y bordes en su campo visual. Cuando observan un objeto, se centran en los límites y bordes que separan el objeto de su fondo. Esto les ayuda a identificar distintas formas, lo que proporciona información valiosa sobre la naturaleza del objeto.
Detección inminente:
Las arañas son especialmente expertas en detectar estímulos inminentes. La amenaza se refiere a la rápida expansión de la imagen de un objeto en la retina, lo que indica que un objeto se acerca. Esta habilidad es particularmente importante para las arañas, ya que les ayuda a responder a amenazas potenciales o a presas que se acercan.
Integración de Cues:
Las arañas integran varias señales visuales basadas en el movimiento para determinar si un objeto está vivo o no. Combinan información sobre el movimiento, el contraste y los bordes del objeto para formar una percepción integral del comportamiento y la naturaleza del objeto.
Aprendizaje y Experiencia:
Como muchos animales, las arañas también aprenden y se adaptan en función de sus experiencias. A medida que encuentran diferentes objetos y presas, refinan su capacidad para distinguirlos. Este proceso de aprendizaje mejora sus habilidades de caza con el tiempo.
Es importante señalar que las diferentes especies de arañas pueden tener variaciones en sus sistemas visuales y pueden utilizar señales adicionales más allá de la información basada en el movimiento. Sin embargo, la capacidad de detectar e interpretar el movimiento es un aspecto fundamental de la visión de las arañas y juega un papel vital en su supervivencia y comportamiento depredador.