En un mundo poblado e industrializado, el agua embotellada presenta dos ironías deslumbrantes para las personas con mentalidad ecológica. Lo beben para evitar el agua del grifo contaminada, pero la evidencia indica cada vez más que la producción y el transporte de botellas de plástico reciclables que contienen el agua contribuyen significativamente al calentamiento global, y las propias botellas son una fuente importante de nueva contaminación. La segunda ironía es que las botellas contienen nada más que agua purificada de la llave la mitad de las veces.
Una preocupación creciente
La Asociación Internacional de Agua Embotellada informa que los estadounidenses consumieron 9.67 billones de galones de agua embotellada en 2012, que representa un aumento del 6,2 por ciento con respecto al año anterior. La asociación también informa que el 100 por ciento de las botellas de plástico utilizadas por los productores están hechas de tereftalato de polietileno, o PET, que a su vez está fabricado de plástico reciclado. Esto crea la impresión de que no se necesitan recursos que no sean botellas viejas para fabricar botellas nuevas, pero la realidad es diferente. El consumo de agua embotellada está aumentando, y el Consejo Nacional de Defensa de Recursos estima que solo el 13 por ciento de las botellas de plástico se reciclan alguna vez.
Emisiones de fabricación
Las botellas de plástico que no se reciclan terminan en los vertederos o llegan a los cursos de agua y finalmente a los océanos, donde representan una amenaza a largo plazo para la vida marina. Debido a que se reciclan pocas botellas, se debe fabricar más y el proceso libera una gran cantidad de sustancias químicas tóxicas, como acetona, metiletilcetona y tolueno, a la atmósfera. También libera gases de efecto invernadero, incluidos óxidos de azufre, óxidos de nitrógeno y compuestos orgánicos volátiles. Estos gases de calentamiento global ingresan a la atmósfera independientemente de si el proceso de fabricación utiliza materiales reciclados o nuevos.
Emisiones del transporte
No es solo la producción de botellas de plástico la que consume productos del petróleo y crea emisiones; las botellas, cuando se llenan, deben ser transportadas desde las instalaciones de embotellado hasta su punto de uso. El NRDC estima que en 2006 el transporte de agua embotellada a la ciudad de Nueva York desde Europa Occidental lanzó 3,800 toneladas de dióxido de carbono. En el mismo año, el envío de 18 millones de galones de agua de Fiji a California lanzó 2.500 toneladas adicionales. Producir la energía para mantener las botellas frías para el uso del consumidor requiere la combustión de combustibles fósiles y la liberación de emisiones de efecto invernadero adicionales.
Elija agua del grifo filtrada
La liberación de gases de efecto invernadero que contribuyen a la el calentamiento de la atmósfera podría ser justificable si los beneficios para la salud fueran inequívocos, pero desafortunadamente no lo son. Según Consumer Reports, el 49 por ciento del agua embotellada vendida en los Estados Unidos no proviene de fuentes naturales, como manantiales subterráneos, sino del grifo. Además, si el agua proviene de una fuente local y está exenta de regulaciones federales o estatales, es menos probable que sea pura que el agua del suministro municipal. El NRDC recomienda instalar un filtro certificado por la Organización Internacional de Salud Pública y Seguridad en su grifo como una alternativa segura y ecológica para beber agua embotellada.