Huerto urbano en Copenhague. Crédito:Miguel Izquierdo
Investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid en colaboración con la Universidad de Copenhague han evaluado el uso de plantas comestibles para el biomonitoreo de la contaminación atmosférica.
Se suelen utilizar equipos y técnicas físico-químicas para establecer los niveles de calidad del aire, pero son complejas y solo proporcionan medidas específicas. Un equipo científico liderado por la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), en colaboración con investigadores de la Universidad de Copenhague, ha desarrollado un nuevo método basado en la monitorización pasiva con plantas en ciudades que ha permitido a los investigadores obtener datos de forma sencilla y económica. Este seguimiento incluye factores ambientales de exposición con una amplia resolución espacial y temporal. Por lo tanto, Los huertos urbanos también podrían utilizarse como indicador para controlar la calidad del aire.
La contaminación del aire es una gran preocupación debido a sus efectos nocivos sobre la salud humana y el medio ambiente. Por lo tanto, Sería conveniente desarrollar sencillos, sistemas de control de la calidad del aire económicos y suficientemente precisos.
Para tal fin, un equipo de investigadores daneses y españoles llevó a cabo un estudio para evaluar el potencial de las especies vegetales comestibles en los huertos urbanos como bioindicadores de la contaminación atmosférica. Específicamente, este estudio se centró en el monitoreo de la contaminación del aire asociada con metales pesados y metaloides utilizando especies de plantas comestibles cultivadas en huertos urbanos.
Los investigadores también estudiaron si los alimentos cultivados en un entorno urbano, usando sustrato limpio, es apta para el consumo humano ya que trabajos previos llevados a cabo por el grupo de investigación de Prospección y Medio Ambiente de la UPM (PROMEDIAM) habían determinado que determinados parajes urbanos podrían resultar inadecuados para la agricultura urbana.
Muestras de col rizada y colza para evaluar la fitomonitorización de la contaminación del aire por oligoelementos. Crédito:Miguel Izquierdo
Este proyecto se llevó a cabo en Copenhague, y se seleccionaron tres puntos de exposición de acuerdo con los diferentes niveles de contaminación del aire:La primera ubicación estaba ubicada cerca de una carretera con alta densidad de tráfico, la segunda ubicación estaba en un parque separado por un muro vegetal en una vía de tráfico de baja densidad, y la tercera ubicación estaba en una cámara climática con filtro de aire como sitio de control.
Adicionalmente, Los investigadores utilizaron dos tipos de sustrato (turba y vermiculita) y dos especies de plantas (col rizada y colza). Después de tres semanas de exposición en los diferentes lugares, se recolectaron las muestras y se analizó la concentración de 27 elementos.
Los resultados mostraron que las plantas expuestas junto a la vía mostraron mayores contenidos de elementos relacionados con el tráfico, y las muestras al aire libre se enriquecieron con un aerosol marino. Sin embargo, la concentración de cadmio y plomo no excedió los niveles máximos legales europeos para hortalizas, por lo que su consumo sería seguro para la salud humana.
Las especies seleccionadas funcionaron como bioindicadores al mostrar los niveles de contaminación del aire de su entorno. Miguel Izquierdo, un investigador de la UPM involucrado en este estudio, explica, "Estos hallazgos llevan a la conclusión de que el análisis de partículas atmosféricas absorbidas y depositadas en plantas comestibles podría ser una tarea sencilla, económico, y técnica confiable para biomonitorear la contaminación atmosférica por partículas en entornos urbanos ".
Estos resultados podrían promover la agricultura urbana, impulsar el desarrollo urbano sostenible, proteger el medio ambiente y la lucha contra el cambio climático y la inseguridad alimentaria.