La cultura del Antiguo Egipto proliferó durante miles de años debido a que el río Nilo proporcionaba una fuente de alimento, agua y transporte en un paisaje desértico. El Desierto Oriental al este del Nilo fue el hogar de nómadas antes y durante la era faraónica, y contribuyó al desarrollo de la sociedad egipcia a través de sus abundantes minerales y rutas terrestres hacia el Mar Rojo.
Geografía y características físicas
El Desierto del Este comprende la zona comprendida entre el río Nilo y el mar Rojo, comenzando al norte por la llanura costera mediterránea. El desierto se extiende hacia el sur en una meseta de piedra caliza antes de romper en los acantilados que se elevan a 1.600 pies, erosionados de los wadis (valles secos de los ríos) que hacen el paso especialmente difícil. La meseta de arenisca al sur de la ciudad de Qinā se marca con numerosos barrancos, con algunas rutas utilizables. El desierto termina en las colinas del Mar Rojo, una gama de sistemas de enclavamiento con varios picos que se elevan a 6.000 pies. El área total abarca casi un cuarto de la superficie actual de Egipto.
Fuente de minería
El Desierto del Este sirvió como un importante recurso mineral para los antiguos egipcios. La piedra caliza, la arenisca, el granito, la amatista, el cobre y el oro se encontraban entre las piedras y metales extraídos del desierto, y los restos de miles de canteras, campamentos y carreteras se encuentran dispersos a través de las montañas y wadis de la región. Stone jugó un papel importante en el desarrollo de la cultura egipcia, al permitir las estructuras monumentales que recuerdan a la sociedad, mientras que el metal extraído proporcionó materia prima para herramientas, joyas y adornos. Un mapa geológico del siglo XII a. C., conocido como el Papiro de Turín, marca ubicaciones de canteras, tipos de rocas y rutas en el desierto, lo que subraya la importancia de la minería en el curso de la civilización egipcia antigua.
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Gran parte de lo que se sabe sobre el Desierto Oriental se deriva de las inscripciones encontradas en los sitios arqueológicos que relatan los líderes y títulos de las expediciones. Los historiadores creen que las redes marinas se establecieron en el Mar Rojo durante el comienzo de la era del Imperio Antiguo para llegar a Sinaí y Punt. Los wadis más transitables proporcionaban rutas terrestres para expediciones mineras y comerciales, pero los textos indican que los nómadas presentes en el desierto se consideraban una amenaza ya en la Sexta Dinastía.
Descubrimientos arqueológicos
Además a herramientas y restos de campamentos de viejos sitios de cantera, el Desierto del Este también es el hogar de numerosos sitios con arte rupestre o petroglifos. Los petroglifos de embarcaciones de tiempos predinásticos y posteriores se encuentran en el 75 por ciento de los sitios estudiados, superando las representaciones humanas y de animales. Durante la época faraónica, las partes del bote fueron llevadas en caravana por Wadi Hammamat para ser ensambladas en la costa del Mar Rojo, y la ruta del desierto refleja posteriormente tecnología avanzada de barcos como mástiles y velas en lugar de simples cascos como los representados en sitios anteriores. Estos petroglifos del Desierto Oriental ayudan a revelar la importancia de las embarcaciones en la cultura egipcia antigua.