* Materia orgánica baja: El frío extremo y la falta de vegetación resultan en muy poca descomposición de la materia orgánica, lo que contribuiría al espacio de los poros.
* agua congelada: El permafrost, un terreno permanentemente congelado, prevalece en la Antártida. Este agua congelada ocupa el espacio de los poros y lo hace no estar disponible para otros materiales.
* alta densidad: El suelo antártico a menudo se compone de rocas trituradas y partículas minerales, lo que resulta en una estructura muy densa y compacta con espacio de poro limitado.
Sin embargo, hay alguna variación en la porosidad dependiendo de ubicaciones específicas y tipos de suelo:
* Áreas costeras: Los suelos en las zonas costeras pueden tener una porosidad ligeramente mayor debido a la influencia de los sedimentos marinos y la presencia de cierta materia orgánica de los organismos marinos.
* Valles secos: Los suelos en los valles secos, donde hay menos hielo y nieve, pueden tener una porosidad ligeramente mayor debido a la presencia de más productos de meteorización mineral y algunos depósitos eólicos (arena soplada).
En general, aunque existe cierta variación, el suelo antártico generalmente se caracteriza por muy baja porosidad Debido a la combinación de factores mencionados anteriormente. Esta baja porosidad afecta significativamente la capacidad de retención de agua del suelo, la aireación y la capacidad de apoyar la vida vegetal.