A medida que los fragmentos atraviesan la atmósfera, se calientan y brillan, creando un rayo de luz en el cielo conocido como meteoro. Si el fragmento sobrevive al viaje a través de la atmósfera y aterriza en la Tierra, se convierte en meteorito.
Los meteoritos pueden variar en tamaño, desde partículas diminutas hasta grandes rocas, y pueden estar compuestos de diversos materiales, como roca, metal o una mezcla de ambos. Algunos meteoritos contienen información valiosa sobre la historia y evolución de nuestro sistema solar, y los científicos los estudian para obtener información sobre la composición y los orígenes de los cuerpos celestes.