Aquí está la explicación:
Las rocas ígneas se forman cuando el magma o la lava se enfrían y solidifican. El magma es roca fundida que se encuentra debajo de la superficie de la Tierra y la lava es roca fundida que ha llegado a la superficie. Tanto el magma como la lava se forman cuando las rocas se calientan a temperaturas muy altas, lo que hace que se derritan.
La temperatura de la Tierra aumenta con la profundidad debido a la presión ejercida por la roca suprayacente. Esta presión hace que la roca se vuelva más densa y caliente. A medida que aumenta la temperatura, los minerales de la roca comienzan a derretirse, formando magma. Luego, el magma sube a la superficie, ya sea a través de erupciones volcánicas o a través de grietas en la corteza terrestre.
Si la temperatura de la Tierra no aumentara con la profundidad, no habría presión que provocara que las rocas se derritieran. Esto significa que no se formarían magma y lava, y no se podrían formar nuevas rocas ígneas.
Así, el aumento de la temperatura de la Tierra con la profundidad es un factor fundamental en la formación de nuevas rocas ígneas.