Un equipo de científicos, incluidos investigadores de la Universidad de Leeds, ha desarrollado un modelo que muestra cómo las cenizas volcánicas pueden ser transportadas a largas distancias por la corriente en chorro. El modelo podría ayudar a mejorar los pronósticos de columnas de ceniza y mitigar las perturbaciones causadas por las erupciones volcánicas.
La ceniza volcánica es un polvo fino y abrasivo que puede causar daños importantes a los motores de los aviones, lo que la convierte en un peligro importante para la aviación. Cuando un volcán entra en erupción, las cenizas son expulsadas a la atmósfera, donde pueden ser transportadas por los vientos a largas distancias. En 2010, por ejemplo, una erupción del volcán Eyjafjallajökull en Islandia causó perturbaciones generalizadas en los viajes aéreos en toda Europa, y afectó a más de 10 millones de pasajeros.
El nuevo modelo, desarrollado por investigadores de Leeds, la Universidad de Bristol y la Universidad de Reading, muestra cómo las corrientes en chorro pueden transportar columnas de ceniza. El modelo tiene en cuenta los efectos de la velocidad del viento, la dirección del viento y el tamaño y densidad de las partículas de ceniza.
Los resultados del modelo muestran que las columnas de ceniza pueden ser transportadas a largas distancias por la corriente en chorro, incluso si la erupción es relativamente pequeña. Por ejemplo, el modelo predice que una erupción del volcán Sakurajima en Japón podría producir una columna de ceniza que atravesaría el Océano Pacífico y llegaría a la costa oeste de América del Norte.
El nuevo modelo podría ayudar a mejorar los pronósticos de columnas de ceniza y mitigar las perturbaciones causadas por las erupciones volcánicas. Al predecir la trayectoria de las columnas de ceniza, las aerolíneas pueden evitar volar a través de áreas peligrosas y los pasajeros pueden recibir advertencias anticipadas sobre posibles perturbaciones.
La investigación se publica en la revista Geophysical Research Letters.