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    Cómo los moluscos construyen sus caparazones en las aguas bajo cero de la Antártida
    A pesar de que los moluscos marinos carecen de un mecanismo de defensa natural contra el congelamiento, son capaces de sobrevivir en aguas bajo cero que rodean la Antártida, donde las temperaturas habitualmente caen por debajo de -1 grado Celsius. Esto se debe principalmente a las estrategias únicas que adoptan para adaptarse al duro entorno gélido.

    1. Superenfriamiento :Muchos moluscos han desarrollado la capacidad de sobreenfriar sus fluidos corporales por debajo del punto de congelación sin formar cristales de hielo, que de otro modo dañarían sus células. Esto se logra mediante la producción de proteínas anticongelantes (AFP) y glicerol. Las AFP impiden eficazmente que se formen o crezcan cristales de hielo dentro de sus cuerpos, lo que permite a los moluscos sobrevivir en condiciones de hielo. Por ejemplo, las lapas antárticas (Nacella concinna) producen AFP que les ayudan a sobrevivir a temperaturas tan bajas como -1,8 grados Celsius.

    2. Latente e hibernación :Algunos moluscos entran en un estado de inactividad o hibernación cuando las temperaturas bajan drásticamente, lo que reduce sus niveles de actividad y su tasa metabólica para conservar energía. Durante este tiempo, pueden sobrevivir con las reservas de nutrientes almacenadas y se vuelven menos vulnerables a la congelación. Se sabe que ciertas especies de vieiras antárticas (Adamussium colbecki), por ejemplo, entran en estado de letargo durante los períodos más fríos, refugiándose en los sedimentos del fondo marino.

    3. Adaptación Térmica :Algunos moluscos polares han desarrollado inherentemente mecanismos biológicos y bioquímicos que les permiten soportar temperaturas bajo cero. Estas adaptaciones pueden incluir ajustes fisiológicos para mantener la fluidez de las membranas celulares y las actividades enzimáticas incluso en condiciones bajo cero.

    4. Estrategias de comportamiento :Aparte de las adaptaciones fisiológicas, algunos moluscos exhiben patrones de comportamiento específicos para hacer frente a las condiciones de congelación. Por ejemplo, podrían evitar activamente áreas con temperaturas extremadamente bajas o buscar microhábitats favorables que les brinden protección contra el congelamiento.

    Ejemplos:

    - Lapa Antártica (Nacella concinna) :Esta lapa es conocida por su capacidad de soportar temperaturas bajo cero utilizando AFP. Estas proteínas previenen la formación de cristales de hielo en el cuerpo de la lapa, lo que las hace notablemente resistentes a la congelación.

    - Vieira Antártica (Adamussium colbecki) :Durante las condiciones invernales más duras, estas vieiras entran en un estado inactivo, enterrándose en el sedimento del fondo marino. Al hacer esto, reducen su exposición a temperaturas bajo cero y conservan energía.

    En conclusión, si bien la falta de una defensa natural contra la congelación pone en riesgo a los moluscos marinos, las increíbles tácticas de supervivencia que han desarrollado, incluido el sobreenfriamiento, la latencia, la adaptación térmica y las estrategias de comportamiento, les permiten prosperar en aguas heladas y bajo cero. de la Antártida.

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