1. Carga de nutrientes provenientes de la agricultura:Cantidades excesivas de nutrientes, particularmente nitrógeno y fósforo, provenientes principalmente de actividades agrícolas en la cuenca del río Mississippi, ingresan al Golfo de México a través del río Mississippi. Estos nutrientes estimulan el crecimiento del fitoplancton que, cuando muere y se descompone, consume oxígeno y puede provocar hipoxia.
2. Descarga del río Mississippi:El río Mississippi descarga una cantidad significativa de agua dulce en el Golfo de México, creando a menudo una capa de agua menos salina cerca de la superficie. Esto puede reducir la mezcla vertical y evitar que las aguas superficiales ricas en oxígeno lleguen al fondo, contribuyendo al desarrollo de la hipoxia.
3. Viento y condiciones climáticas:Ciertos patrones climáticos, como períodos prolongados de vientos en calma, pueden evitar la mezcla de las aguas superficiales y del fondo, intensificando aún más la hipoxia. Además, los fuertes vientos pueden empujar la masa de agua hipóxica hacia la costa, poniéndola en contacto con hábitats costeros sensibles y afectando la vida marina.
4. Temperatura y cambio climático:el aumento de las temperaturas debido al cambio climático puede exacerbar la hipoxia. Las aguas más cálidas contienen menos oxígeno disuelto, lo que hace que el medio ambiente sea más susceptible al agotamiento de oxígeno. Además, el cambio climático puede alterar los patrones climáticos e intensificar las tormentas, lo que lleva a una mayor carga de nutrientes y una reducción de los niveles de oxígeno.
Gestionar la escorrentía agrícola, regular los aportes de nutrientes e implementar prácticas de conservación en la cuenca del río Mississippi puede ayudar a reducir la carga de nutrientes y mitigar los impactos de la hipoxia en la ensenada del Mississippi. Comprender y monitorear los patrones meteorológicos y climáticos también puede ayudar a predecir y gestionar eventos hipóxicos.