La frase "erosión del viento" describe la forma en que el movimiento del aire descompone piedras, rocas y otras formaciones de materia sólida en la superficie de la Tierra. La erosión eólica utiliza dos mecanismos principales: la abrasión y la deflación. La deflación se divide en tres categorías: fluencia superficial, saltación y suspensión.
Abrasión del viento
El viento arrastra consigo partículas diminutas cuando sopla. Cuando el viento sopla contra objetos sólidos, esas partículas golpean los objetos. Con el tiempo, el efecto acumulativo de esta abrasión puede desgastar la roca, como un chorro de arena, pero más lento. El proceso de abrasión produce interesantes formaciones rocosas en áreas secas como Arizona, donde la abrasión desgasta partes de rocas y puede moler incluso las piedras más grandes.
Deflación: deformación superficial
deflación de viento es el movimiento de objetos por el viento. Durante la fluencia superficial, el viento empuja las rocas que son demasiado pesadas para levantarlas a lo largo de la superficie de la Tierra. Las partículas de grano que experimentan fluencia superficial generalmente tienen entre 0,5 y 2 milímetros de diámetro. La fluencia superficial se considera la forma menos común de deflación, que representa alrededor de una cuarta parte de todo el movimiento del grano debido a la deflactación del viento.
Deflación: Saltación
Cuando las partículas tienen de 0,1 a 0,5 milímetros de diámetro, ellos pueden experimentar saltacion Donde la fluencia superficial es un movimiento de empuje, la saltación se salta o rebota. Saltation levanta partículas y las transporta por distancias cortas. La distancia que recorren las partículas y la altura que alcanzan depende de la fuerza del viento y del peso de la partícula. Al menos la mitad del movimiento del grano se considera salado. Las partículas que se someten a saltación pueden desgastarse y quedar suspendidas.
Deflación: Suspensión
Las partículas más pequeñas, las de menos de 0.1 de un milímetro de diámetro, están suspendidas por el viento. Esto significa que el viento los transporta a largas distancias y a grandes alturas. Las partículas suspendidas pueden ser visibles como polvo o neblina. Cuando el viento se apaga, o cuando comienza a llover, las partículas vuelven al suelo y se convierten en parte de la capa superior del suelo. La suspensión es responsable de una gran cantidad de movimiento de granos: entre 30 por ciento y 40 por ciento.