Si bien la mezcla varía ligeramente de un país a otro, los combustibles fósiles (carbón, petróleo y gas natural) aún representan la gran mayoría del consumo de energía en las naciones industrializadas.
He aquí por qué:
* Abundancia y accesibilidad: Los combustibles fósiles son relativamente abundantes y han sido históricamente fáciles de extraer y procesar.
* Alta densidad de energía: Proporcionan una gran cantidad de energía por unidad de peso o volumen.
* Infraestructura establecida: Las centrales eléctricas existentes y los sistemas de transporte están diseñados para usar combustibles fósiles.
* rentable: Históricamente, los combustibles fósiles han sido más baratos que las fuentes de energía renovables.
Sin embargo, la dependencia de los combustibles fósiles viene con inconvenientes significativos, que incluyen:
* Daño ambiental: Los combustibles fósiles contribuyen al cambio climático, la contaminación del aire y la contaminación del agua.
* Agotamiento de recursos: Los combustibles fósiles son recursos finitos y su uso continuo eventualmente conducirá al agotamiento.
* Inestabilidad política: La producción y distribución de combustibles fósiles a menudo se relacionan con conflictos geopolíticos e inestabilidad.
Los países industrializados exploran e invierten cada vez más en fuentes de energía renovables como la energía solar, el viento y la energía hidroeléctrica para reducir su dependencia de los combustibles fósiles. Sin embargo, la transición a un sistema energético más sostenible requerirá cambios significativos en inversiones y políticas.