La razón principal por la que el sol sirve como una prodigiosa fuente de energía radica en su núcleo, donde el proceso de fusión nuclear ocurre continuamente. En lo profundo del enorme interior del sol, la inmensa presión y temperatura proporcionan las condiciones ideales para que los átomos de hidrógeno se fusionen y se combinen para formar núcleos de helio. Esta transformación fundamental, conocida como fusión nuclear, da como resultado la liberación de una gran cantidad de energía, como lo describe la infame ecuación de Einstein, *E=mc^{2}*. En consecuencia, una pequeña cantidad de masa perdida cuando el hidrógeno se fusiona produce una cantidad sustancial de energía. Se estima que durante cada segundo, más de cuatro millones de toneladas de hidrógeno se fusionan dentro del sol, lo que genera una enorme producción de energía.
Energía gravitacional
Además de su inmensa generación de energía mediante la fusión nuclear, el sol emite otra forma de energía conocida como energía gravitacional. La enorme masa del sol ejerce fuerzas gravitacionales considerables que no sólo mantienen a los distintos cuerpos celestes del sistema solar, sino que también desempeñan un papel en el mantenimiento de sus movimientos de rotación y revolucionarios.