En cualquier sistema de fluido afectado por la gravedad (como la atmósfera o el agua en una olla), el fluido menos denso (el más cálido) se elevará naturalmente por encima del fluido más denso (el más frío). Este fenómeno se produce debido a la interacción entre la fuerza gravitacional y las diferencias de densidad, lo que impulsa las corrientes de convección y permite que el calor se transfiera hacia arriba.
Este principio tiene una amplia gama de aplicaciones, desde la circulación de aire en patrones climáticos hasta el funcionamiento de sistemas de calefacción domésticos con aire caliente que sube, se enfría y luego baja en un circuito continuo.