Un tipo común de reacción nuclear es la fisión, que ocurre cuando un núcleo atómico pesado, como el uranio o el plutonio, se divide en dos o más núcleos más pequeños. Las reacciones de fisión liberan una cantidad significativa de energía en forma de calor, energía cinética y radiación gamma. La energía liberada por evento de fisión normalmente se mide en millones de electronvoltios (MeV). Por ejemplo, la fisión de un núcleo de uranio-235 libera unos 200 MeV de energía.
Otro tipo de reacción nuclear es la fusión, que ocurre cuando dos núcleos atómicos ligeros se combinan para formar un núcleo más pesado. Las reacciones de fusión también liberan una enorme cantidad de energía, incluso más que las reacciones de fisión. La energía liberada por evento de fusión normalmente se mide en miles de millones de electronvoltios (GeV). Por ejemplo, la fusión de dos núcleos de deuterio para formar helio-4 libera alrededor de 3,5 GeV de energía.
La energía liberada por las reacciones nucleares ha revolucionado el campo de la producción de energía. Las centrales nucleares aprovechan la energía liberada por las reacciones de fisión para generar electricidad, proporcionando una parte importante del suministro energético mundial. Sin embargo, las reacciones nucleares también pueden utilizarse con fines destructivos, como en el caso de las armas nucleares, que dependen de la liberación repentina e incontrolada de energía nuclear.
En resumen, la cantidad de energía liberada por una reacción nuclear puede variar según el tipo específico de reacción y los isótopos involucrados. Las reacciones nucleares pueden liberar enormes cantidades de energía, que se aprovecha para la producción de energía, pero que también plantea riesgos si no se gestiona adecuadamente.