En los sólidos, como la madera y el plástico, las moléculas están muy juntas y vibran en su lugar. Esto significa que no transfieren muy bien el calor. En cambio, en los gases, como el aire, las moléculas están muy separadas y se mueven libremente. Esto significa que pueden transferir calor más fácilmente.
La conductividad térmica de un material es una medida de qué tan bien transfiere calor. Cuanto menor sea la conductividad térmica, mejor será el aislante. La conductividad térmica de la madera es de aproximadamente 0,13 W/m·K, la conductividad térmica del plástico es de aproximadamente 0,2 W/m·K y la conductividad térmica del aire es de aproximadamente 0,024 W/m·K.
Esto significa que la madera, el plástico y el aire son buenos aislantes. No transfieren calor fácilmente, lo que los hace útiles para una variedad de aplicaciones, como aislamiento de edificios, aislamiento de ropa y aislamiento de embalajes.