La transferencia de calor se produce por conducción, convección y radiación. En los sólidos, el calor se transfiere principalmente por conducción, donde la transferencia de calor se produce mediante el contacto directo entre las partículas del sólido. En los líquidos, el calor se transfiere tanto por conducción como por convección, donde la convección se refiere a la transferencia de calor a través del movimiento del propio líquido. En los gases, el calor se transfiere mediante los tres mecanismos, pero el mecanismo más importante es la convección.
Los gases tienen una densidad menor en comparación con los sólidos y líquidos, lo que permite una mayor movilidad de las partículas del gas. Esta mayor movilidad permite que el calor se transfiera más rápidamente mediante convección. El movimiento de partículas de gas caliente desde áreas de mayor temperatura a áreas de menor temperatura da como resultado la transferencia eficiente de calor a través del gas.
Además, la baja densidad de los gases reduce la resistencia al flujo de calor. En los sólidos, las partículas densamente empaquetadas dificultan el movimiento del calor, mientras que en los líquidos, la viscosidad del líquido crea cierta resistencia a la transferencia de calor. En los gases, las partículas están muy separadas y hay una resistencia mínima al flujo de calor.
Por lo tanto, el calor viaja más rápido a través de gases en comparación con sólidos y líquidos debido a la combinación de convección eficiente y baja resistencia al flujo de calor.