Tanto la glucosa como el alcohol contienen átomos de hidrógeno, pero no conducen electricidad porque los átomos de hidrógeno están unidos covalentemente a otros átomos de la molécula. Para que una sustancia conduzca electricidad, debe tener portadores de carga móviles, como electrones o iones libres. En la glucosa y el alcohol, los electrones están fuertemente unidos a los átomos, por lo que no pueden moverse libremente ni transportar corriente eléctrica.
Por el contrario, los metales como el cobre y el aluminio contienen electrones débilmente unidos que pueden moverse libremente a través de la red metálica. Esto permite que los metales conduzcan muy bien la electricidad.