Desintegración radiactiva: Los elementos radiactivos, como el uranio, el torio y el potasio, están presentes en toda la Tierra, incluido el núcleo. A medida que estos elementos se descomponen, liberan calor. La tasa de desintegración radiactiva es relativamente constante, por lo que el calor generado por esta fuente también es continuo.
Reacciones químicas exotérmicas: Dentro del núcleo, la presión y la temperatura extremas hacen que el hierro y otros metales sufran reacciones químicas exotérmicas. Estas reacciones liberan energía en forma de calor.
Calentamiento por colisión: La continua colisión y fricción entre placas tectónicas en la superficie de la Tierra también puede contribuir al calentamiento del núcleo. Cuando las placas tectónicas chocan, generan una inmensa presión, que luego se convierte en calor.
Es importante señalar que todos estos procesos contribuyen al calentamiento general del núcleo de la Tierra, pero sus contribuciones y dinámicas relativas pueden ser complejas y aún ser objeto de investigación y comprensión científica en curso.