Si se redujera el oscurecimiento global, llegaría más luz solar a la superficie de la Tierra, lo que podría provocar un aumento de las temperaturas globales. El alcance de este calentamiento dependería de varios factores, incluida la cantidad de reducción en el oscurecimiento global y la distribución geográfica del aumento de luz solar. Además, los cambios en la formación de nubes y otros procesos atmosféricos podrían afectar el equilibrio radiativo general y la respuesta climática.
Los efectos de la reducción del oscurecimiento global también podrían afectar los patrones climáticos y las precipitaciones regionales. Una menor atenuación podría provocar condiciones más secas en algunas regiones, particularmente en aquellas que ya son áridas o semiáridas. Los cambios en los patrones de circulación atmosférica, la formación de nubes y las tasas de evaporación podrían provocar cambios en los patrones de precipitación, sequías y una mayor intensidad de las olas de calor. Sin embargo, es difícil predecir con precisión las variaciones espaciales y temporales de estos efectos.
Vale la pena señalar que la reducción del oscurecimiento global está estrechamente relacionada con los esfuerzos para mejorar la calidad del aire y reducir la contaminación causada por actividades humanas como la quema de combustibles fósiles. La transición a fuentes de energía más limpias y la implementación de medidas de control de la contaminación del aire podrían contrarrestar algunos de los efectos climáticos asociados con la reducción de la atenuación. Por lo tanto, es necesario un enfoque integral para abordar la contaminación del aire, las emisiones de gases de efecto invernadero y el cambio climático para mitigar los riesgos potenciales y optimizar los resultados sostenibles.