Se espera que el cambio climático provoque veranos más calurosos y secos en muchas partes del mundo, incluidas regiones que tradicionalmente no experimentan calor extremo, pero que no están preparadas para afrontarlo. Los modelos climáticos proyectan que la temperatura máxima diaria promedio durante los meses de junio, julio y agosto podría aumentar hasta 3 grados Celsius a mediados de siglo. Un calentamiento tan significativo podría tener graves consecuencias para la salud humana y la sociedad.