Los defensores del uso del gas natural como puente hacia un futuro más cálido argumentan que es un paso necesario en la transición hacia una economía baja en carbono. Sostienen que el gas natural puede ayudar a reducir las emisiones del carbón y el petróleo, y que puede utilizarse para generar electricidad y propulsar vehículos. Además, argumentan que el gas natural se puede utilizar para producir hidrógeno, que es un combustible de combustión limpia que se puede utilizar en pilas de combustible.
Quienes se oponen al uso del gas natural como puente hacia un futuro más cálido argumentan que no es una solución sostenible a largo plazo al cambio climático. Sostienen que el gas natural sigue siendo un combustible fósil y que su uso contribuye a las emisiones de gases de efecto invernadero. Además, argumentan que la producción y el transporte de gas natural pueden provocar daños ambientales.
El uso del gas natural como puente hacia un futuro más cálido es un tema complejo que no tiene respuestas fáciles. Existen beneficios y riesgos asociados con el uso de gas natural, y es probable que el mejor curso de acción varíe según las circunstancias específicas.