Al analizar encuestas, estudios y encuestas de opinión pública de diferentes países, los investigadores encontraron un aumento significativo en el apoyo a la participación de los jóvenes en la política climática. El consenso general entre los adultos es que los jóvenes aportan una perspectiva y una energía únicas a la toma de decisiones, ofreciendo conocimientos valiosos y desafiando los enfoques tradicionales.
Un ejemplo notable es Escocia, que modificó su edad para votar a 16 años para las elecciones locales en 2014 y para las elecciones parlamentarias en 2020. Este cambio fue impulsado en gran medida por el deseo de incorporar las voces de las generaciones más jóvenes, incluso en cuestiones relacionadas con el cambio climático. De manera similar, en Irlanda, el gobierno redujo la edad para votar en referendos a 16 años.
Más allá de las reformas electorales, varios países han implementado iniciativas específicas para amplificar las voces de los jóvenes sobre cuestiones climáticas. Por ejemplo, Francia estableció un Consejo Juvenil sobre el Clima, que permite a los ciudadanos jóvenes interactuar directamente con los responsables de la formulación de políticas y contribuir al desarrollo de políticas. Nueva Zelanda creó un Parlamento Juvenil, donde los jóvenes representantes abogan por cuestiones como la justicia climática y la conservación del medio ambiente.
Además, la mayor visibilidad de los jóvenes activistas climáticos, ejemplificada por movimientos como Fridays for Future, Extinction Rebellion y Sunrise Movement, ha desempeñado un papel fundamental a la hora de crear conciencia sobre la crisis climática y obtener apoyo público para sus demandas. Las plataformas de redes sociales han amplificado las voces de estos jóvenes activistas, permitiéndoles conectarse con millones de personas en todo el mundo y movilizar la participación pública.
Es alentador que el impulso no se limite a países individuales. Plataformas internacionales como las Naciones Unidas también han reconocido la importancia de la participación juvenil. En 2021, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) lanzó la "Iniciativa Juventud y Medio Ambiente", cuyo objetivo es empoderar a los jóvenes para que contribuyan a la toma de decisiones ambientales a nivel local, nacional, regional y global.
Si bien se reconoce la tendencia positiva en el apoyo de los adultos a la participación de los jóvenes en la política climática, es crucial abordar las barreras potenciales y garantizar la inclusión. Algunos escépticos sostienen que reducir la edad para votar o dar a los jóvenes voz en la formulación de políticas puede socavar la experiencia y la sabiduría de las generaciones mayores. Además, existe el riesgo de excluir a jóvenes marginados o desfavorecidos, cuyas perspectivas pueden no estar adecuadamente representadas.
Para superar estos desafíos, es esencial establecer marcos que garanticen una participación y representación equitativas. Esto incluye promover una representación diversa en los consejos juveniles y garantizar que los jóvenes de diferentes orígenes tengan igualdad de oportunidades para participar en los procesos de toma de decisiones.
En resumen, las investigaciones indican un creciente apoyo entre los adultos a la inclusión de jóvenes activistas climáticos en la formulación de políticas, particularmente en países que experimentan los graves impactos del cambio climático. A medida que los jóvenes continúan exigiendo acción e influyendo en el discurso público, es crucial crear mecanismos que faciliten su participación significativa y garanticen que sus perspectivas sean escuchadas y consideradas en las decisiones de política climática.