Las mujeres suelen estar sujetas a estándares de trabajo emocional más altos que los hombres, tanto en el lugar de trabajo como en el hogar. En el lugar de trabajo, a menudo se espera que las mujeres sean agradables y complacientes, incluso cuando se sienten estresadas o abrumadas. También se puede esperar que repriman sus emociones para mantener una conducta profesional.
En el hogar, las mujeres suelen asumir la mayor parte del trabajo emocional que implica criar a los hijos y administrar el hogar. Esto puede incluir tareas como consolar a los niños cuando están molestos, mediar en conflictos entre hermanos y administrar las finanzas del hogar.
El trabajo emocional que realizan las mujeres puede tener un impacto significativo en su salud física y mental. Los estudios han demostrado que las mujeres que experimentan altos niveles de trabajo emocional tienen más probabilidades de experimentar ansiedad, depresión y agotamiento. También es más probable que tengan problemas para dormir y experimenten síntomas físicos como dolores de cabeza y problemas estomacales.
Es importante reconocer el trabajo emocional que realizan las mujeres y valorarlo como una habilidad. Las mujeres deberían poder establecer límites y tomarse tiempo para sí mismas para evitar sentirse abrumadas. También deberían recibir el apoyo de sus empleadores, familiares y amigos.