Por el contrario, las plantas sólo pueden convertir alrededor del 1% de la energía luminosa que les llega en energía química. Esto se debe a que las plantas utilizan un proceso llamado fotosíntesis para convertir la energía luminosa en energía química. La fotosíntesis es un proceso complejo que implica muchos pasos y parte de la energía luminosa se pierde en forma de calor en cada paso.
Debido a que las plantas son menos eficientes para recolectar energía que las células solares, necesitan una superficie mucho mayor para recolectar la misma cantidad de energía luminosa. Por eso las plantas tienen hojas grandes, que están diseñadas para absorber la mayor cantidad de luz solar posible.
Además, las plantas necesitan mucha agua para realizar la fotosíntesis. Esto se debe a que el agua se utiliza para transportar los nutrientes que las plantas necesitan para producir clorofila, que es el pigmento que absorbe la energía luminosa.
En general, las plantas no son tan eficientes como las células solares a la hora de recolectar energía. Sin embargo, las plantas son una fuente de energía renovable y pueden ayudar a reducir nuestra dependencia de los combustibles fósiles.