Los fabricantes de automóviles pueden vender tantos automóviles diésel de bajo kilometraje como quieran en Estados Unidos sin ser penalizados por el gobierno. Por otro lado, en Europa, los fabricantes de automóviles están sujetos a estrictas normas de economía de combustible y los vehículos diésel están exentos de algunas de estas normas. Esto hace que sea financieramente más viable para los fabricantes de automóviles vender vehículos diésel en Europa.
Además, los consumidores europeos tienden a conducir vehículos diésel más pequeños que, por su propia naturaleza, obtienen una mejor economía de combustible que los vehículos de tamaño mediano y grande. Si bien muchos estadounidenses conducen camionetas y SUV diésel, muy pocos conducen sedanes o hatchbacks diésel.
Además de los problemas de emisiones mencionados anteriormente, los vehículos diésel también tienen un coste de mantenimiento más alto que los vehículos de gasolina. Y hasta el momento, Estados Unidos carece de una infraestructura suficiente de estaciones de servicio y reparación orientadas a vehículos propulsados por diésel.
Aún así, un número pequeño pero creciente de fabricantes de automóviles está introduciendo vehículos diésel en el mercado estadounidense, debido en parte a la creciente demanda de automóviles de alta eficiencia de combustible. Los vehículos diésel como el Volkswagen Golf SportWagen TDI, el Audi A3 TDI y el BMW 328d han tenido una buena acogida entre los conductores americanos.
El futuro de los vehículos diésel en Estados Unidos sigue siendo incierto. Si bien muchos expertos creen que los vehículos diésel acabarán siendo más populares, otros sostienen que el alto coste del combustible diésel y la falta de infraestructura seguirán limitando el crecimiento de los vehículos diésel.