A medida que aumenta la temperatura, el aire se vuelve más fino y menos denso. Esto significa que hay menos oxígeno disponible para quemar el motor, lo que puede reducir su eficiencia. Además, el aire más caliente puede hacer que el motor se sobrecaliente, lo que puede provocar daños o incluso fallos en el motor.
Las altas temperaturas también pueden afectar la sustentación y la resistencia del avión.
El aire más caliente es menos denso, lo que significa que proporciona menos sustentación al avión. Esto puede dificultar el despegue y el ascenso del avión. Además, el aire más caliente puede aumentar la resistencia del avión, lo que puede dificultarle el vuelo a altas velocidades.
Las altas temperaturas también pueden hacer que el avión sea más incómodo para los pasajeros y la tripulación.
El aire más caliente puede hacer que la cabina del avión se sienta congestionada e incómoda. Además, el aire más caliente puede hacer que el avión vibre más, lo que puede dificultar el descanso o el trabajo de los pasajeros y la tripulación.
Por todas estas razones, algunas aerolíneas optan por no volar sus aviones en condiciones de mucho calor.
Si bien es posible volar con mucho calor, es importante tomar precauciones adicionales para garantizar la seguridad de la aeronave y sus pasajeros.