Si bien la energía nuclear produce energía con bajas emisiones de carbono, conlleva sus propios desafíos ambientales y de seguridad importantes, incluido el almacenamiento y eliminación a largo plazo de desechos radiactivos, el riesgo de accidentes y el potencial de proliferación de materiales nucleares. La energía nuclear es también una tecnología muy costosa y compleja de desarrollar e implementar. Debido a la importante cantidad de recursos y tiempo que necesitan las plantas de energía nuclear, es una opción energética mucho menos atractiva en comparación con alternativas de energía renovable como la solar, la eólica y la hidroeléctrica. Por tanto, es poco probable que se convierta en el próximo combustible fósil.