Thomas Edison utilizó diversos materiales para los filamentos de sus bombillas. En sus primeros experimentos exitosos utilizó filamentos de bambú carbonizados. Sin embargo, estos tenían una vida útil relativamente corta y no eran muy eficientes. Edison también experimentó con otros materiales como el platino y el iridio, pero eran demasiado caros para su uso práctico. En 1880, desarrolló un filamento hecho de hilos de algodón carbonizado, que demostró ser duradero y eficiente. Este filamento se convirtió durante muchos años en el estándar de las bombillas incandescentes.