En septiembre de 2011, el experimento OPERA del CERN anunció que había detectado neutrinos que viajaban a una velocidad superior a la de la luz. Este resultado, de ser cierto, habría anulado una de las leyes más fundamentales de la física. Sin embargo, poco después del anuncio, se identificaron varios problemas con el experimento. El problema más importante fue un cable defectuoso que podría haber provocado que los neutrinos se detectaran antes de lo debido.
En marzo de 2012, la colaboración OPERA admitió que sus resultados eran incorrectos y que los neutrinos en realidad no habían viajado más rápido que la luz. La colaboración dijo que el cable defectuoso había sido reparado y que repetirían el experimento.
Los resultados de los neutrinos más rápidos que la luz fueron una gran vergüenza para el CERN y para la comunidad de física de partículas. Demostró que incluso los experimentos más cuidadosamente controlados pueden estar sujetos a errores. Sin embargo, también es importante recordar que la ciencia se autocorrige y que los errores eventualmente se encuentran y corrigen.