Es crucial reconocer la distinción entre inteligencia humana e inteligencia artificial o capacidades computacionales de los sistemas de aprendizaje automático. Los humanos poseemos conciencia, creatividad, intuición e inteligencia emocional, lo que nos permite participar en una amplia gama de actividades intelectuales y creativas. Las supercomputadoras destacan por realizar cálculos repetitivos, almacenar y procesar grandes cantidades de información y ejecutar tareas específicas de manera eficiente.
Los intentos de difuminar los límites entre humanos y máquinas implican complejas consideraciones filosóficas, éticas y tecnológicas. Sin embargo, es esencial recordar que los humanos y las supercomputadoras desempeñan funciones distintas y que la tecnología debe complementar, en lugar de reemplazar, la capacidad humana.