El ruido se convierte en un mensaje cuando contiene información significativa o cuando el receptor lo percibe como significativo. Cuando el receptor asigna un significado o patrón específico al ruido aleatorio o no estructurado, este gana relevancia y se transforma en un mensaje. Esto puede ocurrir en diversos contextos, desde la teoría de la comunicación hasta el arte y la psicología. En la comunicación, las señales se distinguen del ruido según su contenido de información y su capacidad para transmitir el significado deseado. Sin embargo, en determinadas situaciones, pueden surgir señales que antes pasaban desapercibidas a partir de lo que antes se percibía como ruido, cambiando efectivamente su estado a mensaje.