Se cree que la TEC funciona alterando los neurotransmisores del cerebro, que son sustancias químicas que transmiten mensajes entre las células cerebrales. Específicamente, se cree que la TEC aumenta los niveles de ciertos neurotransmisores, como la serotonina y la dopamina, que participan en la regulación del estado de ánimo. La TEC también puede disminuir los niveles de otros neurotransmisores, como el glutamato, que participa en el desarrollo de la depresión y la esquizofrenia.
La TEC generalmente se administra en una serie de tratamientos, y cada tratamiento dura varios minutos. Durante un tratamiento de TEC, el paciente recibe una breve descarga eléctrica en la cabeza, lo que provoca una convulsión. La convulsión suele durar unos segundos y luego se le administra al paciente medicamentos para detenerla.
En general, la TEC se considera un tratamiento seguro y eficaz para las enfermedades mentales graves. Sin embargo, puede tener algunos efectos secundarios, como pérdida de memoria, confusión y dolores de cabeza. Estos efectos secundarios suelen ser temporales y desaparecen a las pocas semanas de suspender la TEC.
La TEC es un tratamiento controvertido y existe cierto debate sobre su eficacia y seguridad. Sin embargo, es una opción de tratamiento importante para personas con enfermedades mentales graves que no han respondido a otros tratamientos.