1. Luz: La fotosíntesis es un excelente ejemplo de una reacción impulsada por la energía de la luz. Las plantas usan la luz solar para convertir el dióxido de carbono y el agua en glucosa y oxígeno.
2. Energía eléctrica: La electrólisis es un proceso donde se utiliza energía eléctrica para impulsar una reacción química no espontánea. Por ejemplo, la electrólisis del agua produce gas de hidrógeno y oxígeno.
3. Energía mecánica: La molienda o trituración de sólidos puede proporcionar la energía para iniciar una reacción. Por ejemplo, la reacción explosiva del perclorato de potasio con azúcar se puede activar moliendolos.
4. Catalizadores: Los catalizadores aceleran las reacciones al reducir la energía de activación sin ser consumidos. Por ejemplo, las enzimas son catalizadores biológicos que facilitan innumerables reacciones en los organismos vivos.
5. Reacciones espontáneas: Algunas reacciones liberan energía y proceden sin entrada externa. Estos se conocen como reacciones exotérmicas, y a menudo liberan el calor como producto de la reacción. Un ejemplo simple es la quema de madera.
Por lo tanto, la necesidad de calor no es un requisito universal para todas las reacciones químicas. La energía requerida para iniciar una reacción se puede suministrar en varias formas, incluida la luz, la electricidad, la energía mecánica, los catalizadores o incluso ser inherente a la reacción misma.