He aquí por qué:
* Los metales son porosos: Incluso los metales más densos tienen espacios microscópicos y poros en su superficie. Las moléculas de agua pueden filtrarse a través de estos poros, especialmente con el tiempo.
* oxidación y corrosión: Muchos metales reaccionan con agua y oxígeno, lo que conduce a la corrosión. Esto debilita el metal y crea vías para que el agua penetre aún más.
Sin embargo, algunos metales son más resistentes al agua que otros:
* Acero inoxidable: Contiene cromo, que forma una capa de óxido protectora que resiste la corrosión. Aún así, la exposición prolongada al agua salada o ambientes altamente corrosivos puede dañar el acero inoxidable.
* Titanium: Altamente resistente a la corrosión, lo que lo hace adecuado para aplicaciones marinas e implantes médicos.
* oro: Inerte y resiste la corrosión, por lo que es una buena opción para las joyas. Sin embargo, el oro aún puede ser rayado y dañado.
Para proteger los metales del agua, utilizamos varias técnicas:
* recubrimientos: Las pinturas, barnices y otros recubrimientos crean una barrera entre el metal y el agua.
* Anodizando: Un proceso electroquímico que crea una capa dura de óxido sobre aluminio, lo que lo hace más resistente a la corrosión.
* galvanizing: Aplicando un recubrimiento de zinc al acero, que lo protege del óxido.
Entonces, aunque ningún metal es realmente impermeable, ciertos metales y técnicas de protección pueden ofrecer una resistencia significativa al daño del agua.