Por ejemplo, el punto de ebullición del agua al nivel del mar es de 100 grados Celsius (212 grados Fahrenheit). Si calientas agua a más de 100 grados centígrados, no se calentará más. En cambio, el agua comenzará a hervir y el agua líquida se convertirá en vapor de agua.
El mismo principio se aplica a todos los líquidos. El punto de ebullición de un líquido es la temperatura a la cual la presión de vapor del líquido es igual a la presión ejercida sobre el líquido por su entorno. Cuando la presión de vapor del líquido es igual a la presión ejercida sobre el líquido, el líquido hervirá.