A medida que aumenta la temperatura del agua, su densidad disminuye. Esto se debe a que las moléculas de agua se mueven más rápido y se separan más entre sí, lo que resulta en una disminución de la masa por unidad de volumen. Lo contrario ocurre con la mayoría de las demás sustancias, que se expanden cuando se calientan y se vuelven más densas. Este comportamiento único del agua tiene implicaciones importantes para muchos fenómenos naturales, como la formación de hielo en la superficie de lagos y estanques en invierno.