1. Electrones de valencia: Los metales tienen electrones de valencia débilmente unidos en su nivel de energía más externo. Estos electrones de valencia no son fuertemente atraídos por el núcleo atómico cargado positivamente. Esta débil atracción permite que los electrones de valencia se muevan libremente dentro de la estructura reticular del metal.
2. Unión metálica: Los metales tienen un tipo único de enlace químico llamado enlace metálico. En los enlaces metálicos, los iones metálicos cargados positivamente se disponen en un patrón regular, formando una estructura reticular. Los electrones de valencia débilmente unidos no están asociados con ningún ion metálico en particular, sino que se mueven libremente por la red. Este "mar" de electrones de valencia móviles es lo que permite a los metales conducir electricidad y calor de manera eficiente.
3. Electrones deslocalizados: Los electrones de valencia móviles en los metales no están localizados en átomos específicos, sino que están deslocalizados en toda la estructura reticular. Esta deslocalización da como resultado una vía continua para el flujo de electrones, lo que permite que la corriente eléctrica y el calor pasen a través del metal con una resistencia mínima.
4. Colisiones: En los metales, los electrones de valencia que se mueven libremente pueden chocar fácilmente con los átomos vecinos mientras viajan a través de la red. Estas colisiones transfieren energía de manera eficiente, lo que contribuye a la alta conductividad térmica de los metales.
Como resultado de estas propiedades, metales como el cobre, el aluminio, la plata y el oro se utilizan comúnmente en diversas aplicaciones eléctricas y térmicas debido a su excepcional capacidad para conducir electricidad y calor de manera eficiente.