Durante el proceso de extracción, primero se recoge sangre en un tubo que contiene citrato de sodio. El citrato de sodio previene la coagulación de la sangre al unirse a los iones de calcio, que son necesarios para la formación de coágulos sanguíneos. Esto permite la separación del plasma de los demás componentes de la sangre. Luego, el plasma se utiliza para la extracción de ADN.
El citrato de sodio también se usa en otras aplicaciones donde es necesaria la anticoagulación, como en la recolección de muestras de sangre para análisis médicos o en la preservación de órganos para trasplantes.