El proceso de transpiración comienza cuando las raíces de las plantas absorben agua del suelo. Luego, esta agua se transporta por el tallo de la planta hasta las hojas, donde se utiliza para la fotosíntesis. Durante la fotosíntesis, el agua se divide en átomos de hidrógeno y oxígeno. Los átomos de hidrógeno se utilizan para crear glucosa, un azúcar que las plantas utilizan como energía. Los átomos de oxígeno se liberan al aire a través de los estomas, pequeños poros en la superficie de las hojas.
La tasa de transpiración está influenciada por varios factores, incluida la temperatura, la humedad, la velocidad del viento y el contenido de humedad del suelo. Cuando la temperatura es alta, la humedad es baja y la velocidad del viento es alta, la tasa de transpiración aumenta. Esto se debe a que estas condiciones hacen que los estomas se abran más, permitiendo que escape más vapor de agua.
La transpiración es un proceso esencial para las plantas. Ayuda a enfriar las plantas y evita que se sobrecalienten. También ayuda a transportar nutrientes desde las raíces a las hojas. Además, la transpiración desempeña un papel en el ciclo del dióxido de carbono y el oxígeno en la atmósfera.