El destino a largo plazo del zinc en el medio ambiente depende de las condiciones ambientales locales. En algunos casos, el zinc puede inmovilizarse uniéndose a partículas del suelo o materia orgánica. En otros casos, el zinc puede lixiviarse de los suelos y transportarse a cuerpos de agua, donde puede acumularse en los sedimentos.
El destino del zinc en los ecosistemas acuáticos está influenciado por una serie de factores, incluido el pH y la dureza del agua, la presencia de otros metales disueltos y la actividad de los microorganismos. El zinc puede ser tóxico para los organismos acuáticos y puede bioacumularse en la cadena alimentaria.
El destino del zinc en los ecosistemas terrestres está influenciado por una serie de factores, incluido el tipo de suelo, la cantidad de materia orgánica en el suelo y la presencia de otros metales. El zinc puede ser tóxico para las plantas y puede lixiviarse del suelo y transportarse a cuerpos de agua.