El sodio metálico no sería un buen material para vasos porque es muy reactivo. El sodio metálico reaccionaría con el agua del vaso, produciendo hidróxido de sodio y gas hidrógeno. El hidróxido de sodio es una base corrosiva y el gas hidrógeno es inflamable. Esta reacción sería peligrosa y podría provocar la rotura del cristal.