Abundancia: El carbón abunda en muchas partes del mundo y se estima que hay reservas suficientes para varios cientos de años al ritmo actual de consumo. Esto convierte al carbón en una fuente fiable de combustible para las centrales eléctricas.
Fiabilidad: Las centrales eléctricas de carbón se consideran fiables porque pueden funcionar de forma continua durante largos períodos de tiempo. No son tan susceptibles a las fluctuaciones climáticas u otros factores externos como las fuentes de energía renovables como la eólica y la solar.
Infraestructura establecida: La infraestructura para la extracción de carbón, el transporte y la generación de energía está bien establecida y es amplia. Esto facilita el uso del carbón para generar electricidad a gran escala.
Apoyo gubernamental: En muchos países, las industrias del carbón reciben subsidios y otras formas de apoyo gubernamental, lo que hace más económico su uso para la generación de energía.
Sin embargo, es importante tener en cuenta que el uso de carbón tiene importantes impactos ambientales y de salud, incluidas las emisiones de gases de efecto invernadero, la contaminación del aire y del agua. Estas preocupaciones están impulsando los esfuerzos para hacer la transición a fuentes de energía más limpias y reducir la dependencia del carbón.