El agua es una molécula polar, lo que significa que tiene un extremo positivo (los átomos de hidrógeno) y un extremo negativo (el átomo de oxígeno). Esta polaridad permite que las moléculas de agua atraigan y disuelvan otras moléculas polares, como el azúcar y la sal.
Por otro lado, las moléculas covalentes apolares no se sienten atraídas por las moléculas de agua porque no tienen carga neta. Esto significa que las moléculas covalentes apolares no se disuelven en agua.
Por ejemplo, el petróleo es una molécula covalente no polar y no se disuelve en agua. Por eso el aceite y el agua se separan cuando se mezclan.