Las aguas aromáticas generalmente se preparan en pequeñas cantidades porque están altamente concentradas y pueden volverse ineficaces fácilmente mediante dilución. También tienden a tener una vida útil corta, ya que los compuestos aromáticos volátiles pueden evaporarse o degradarse rápidamente con el tiempo. Prepararlos en lotes pequeños ayuda a garantizar frescura y potencia.
Protección de la luz:
La luz intensa, especialmente la luz solar, puede provocar la degradación de los compuestos aromáticos y comprometer la calidad de las aguas aromáticas. Los fotones de alta energía de la luz pueden interactuar con las moléculas aromáticas, provocando cambios químicos y la formación de subproductos indeseables. Para preservar su integridad, las aguas aromáticas deben almacenarse en recipientes opacos o de color oscuro y protegerse de la luz solar directa.