Los electrolitos son sustancias que, cuando se disuelven en agua, se descomponen en iones. Este proceso se llama ionización. La fuerza de un electrolito está determinada por su grado de ionización. Los electrolitos fuertes se ionizan completamente, mientras que los electrolitos débiles solo se ionizan parcialmente.
El ácido acético es un electrolito débil. Cuando se disuelve en agua, sólo un pequeño porcentaje de las moléculas se ioniza. Esto significa que la solución está compuesta principalmente por moléculas de ácido acético no disociadas y una pequeña cantidad de iones de hidrógeno e iones de acetato.
La fuerza de un electrolito también se ve afectada por la concentración de la solución. A medida que aumenta la concentración de una solución de electrolito, también aumenta el grado de ionización. Esto se debe a que hay más moléculas presentes que pueden chocar entre sí y romperse.
En concentraciones muy altas, incluso los electrolitos débiles pueden comportarse como electrolitos fuertes. Esto se debe a que el mayor número de colisiones entre moléculas conduce a un mayor grado de ionización.