La reacción química para este proceso es:
CaCO3 (tiza) → CaO (óxido de calcio) + CO2 (dióxido de carbono)
Durante esta descomposición, el gas dióxido de carbono producido se escapa de la tiza calentada, provocando la formación de pequeñas grietas y fisuras dentro de la estructura. Estas grietas y fisuras provocan un ligero desmoronamiento de la tiza, lo que lleva a una reducción de su integridad estructural.
Además, a medida que se libera el gas dióxido de carbono, puede reaccionar con la humedad presente en el aire, formando ácido carbónico (H2CO3). Este proceso contribuye a una mayor erosión y debilitamiento de la estructura de la tiza, haciéndola más susceptible a desmoronarse.
Es importante tener en cuenta que el grado de desmoronamiento depende del nivel de calentamiento aplicado. A temperaturas más altas y con una exposición prolongada al calor, la descomposición de la tiza se acelera, provocando un desmoronamiento más pronunciado e incluso una desintegración completa del material.