Esto se debe a que cuando aumenta la presión de un gas, las moléculas del gas se acercan más, lo que facilita su disolución en el líquido. El aumento de presión también aumenta el número de colisiones entre las moléculas de gas y las moléculas de líquido, lo que aumenta las posibilidades de que las moléculas de gas sean absorbidas por el líquido.
En el caso del dióxido de carbono, es más soluble a altas presiones porque las moléculas de dióxido de carbono se acercan a presiones más altas, lo que facilita su disolución en el líquido. Además, el aumento de presión aumenta el número de colisiones entre las moléculas de dióxido de carbono y las moléculas de agua, lo que aumenta las posibilidades de que el agua absorba las moléculas de dióxido de carbono.